Martínez Montañés realiza el retablo de San Isidoro del Campo, que sigue la estética renacentista del retablo sepulcro, aunque por su cronología pertenece al primer barroco. El retablo mantiene la división en escenas que se han ido reduciendo en número, al tiempo que aumentan de tamaño para facilitar su comprensión. Las columnas corintias separan las escenas mostrando momentos de la vida de Cristo. El protagonismo lo adquieran las esculturas de la calle central, casi independientes de su soporte. Destacan el grupo de la Asunción de la Virgen y los santos titulares del monasterio. El concilio de Trento, terminado en 1563 limita el número de imágenes, pero busca que sean más efectistas. Por eso el retablo concentra su iconografía en las principales imágenes devocionales. Declaraciones de Francisco Herrera, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla.
[Programa “Andalucía Barroca”, 30 de abril del 2015. Canal Sur Televisión] Blog Memoranda: memoranda.canalsur.es
También en @ArchivoCanalSur 30/04/2015 Fuente Memoranda.canalsur.es
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