"¡No sabemos cómo no se nos ocurrió este juego antes!", exclamó Ramón García al presentar este hilarante desafío en el Grand Prix. La prueba es una mezcla genial de plataformas giratorias y concursantes mareados, quienes deben lanzar tartazos a las caras de sus adversarios mientras los padrinos, en este caso las madrinas, se los reparten. Mientras tanto, los oponentes deben mantener la cabeza bien alta y recibir el tartazo sin pestañear. ¿Quieres ver los tartazos entre Olvera y Cangas de Onís? Descúbrelo dándole al play.
